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Maestro de lo macabro. Una conversación con Stephen King (II). Las películas

Segunda parte de este documental realizado en 1989. En esta ocasión la entrevista se centra en la relación entre Stephen King y el cine que adapta sus obras

Stephen King se encuentra en su estudio, cómodamente sentado en su sillón mientras fuma un cigarrillo. A su lado hay una televisión de pantalla grande que proyecta imágenes de películas que adaptan sus historias.


Stephen King: Aquí está Cujo.

Es la historia de un perro rabioso, una mujer y su hijo atrapados en un pequeño coche que no puede arrancar. Y el perro tiene la rabia y quiere comérselos. Una historia muy sencilla y eficaz. El perro es el monstruo y la madre intenta proteger a su hijo. Es una de mis historias favoritas. Es muy simple y brutal.

Entrevistador: En tus libros el interés se centra especialmente en la gente con una habilidad especial. Por ejemplo, en El resplandor está el joven Danny, el hijo del profesor, que tiene el don del «resplandor». ¿Qué es eso?

Stephen King: Es un don precognitivo. Es la capacidad de ver el futuro en circunstancias especiales. Y no tengo ninguna prueba para creer en estas cosas. No creo necesariamente que la gente «resplandezca». Lo único que sé es que hay mucha gente que cree que ese talento puede existir. Por eso es divertido jugar con la idea de qué pasaría si un niño, porque los niños están indefensos, qué pasaría si un niño pequeño pudiera ver el futuro.

Entrevistador: ¿Es algo científico?

Stephen King: No, no lo es. Nada en absoluto.

Entrevistador: No hay pruebas.

Stephen King: No, nunca se ha demostrado. Sabemos por estudios de parapsicología del Instituto J. B. Rhine que aparentemente hay gemelos idénticos que parecen compartir alguna habilidad telepática con cartas Rhine, las cartas ESP.

Sabemos que, por ejemplo, en Ojos de fuego, que trata de una niña con la capacidad de encender fuegos sí hay algo sobre personas que a veces se inflaman espontáneamente. Está registrado. Pero lo que sí sabemos es que vivimos en un mundo misterioso en el que a diario suceden todo tipo de cosas que no se explican. Vivimos en una sociedad tecnológica, por el amor de Dios, en la que la mayoría utilizamos la televisión, luz eléctrica, microondas. No tenemos la menor idea de cómo funciona ninguna de esas cosas. Eso en sí mismo es una especie de magia. Yo simplemente lo llevo en una dirección diferente y sugiero una especie de magia humana dentro de nosotros.

Entrevistador: ¿Qué hay de Carrie? Ella también tiene un don especial.

Stephen King: Es la psicoquinesis. Es otro de estos talentos que la gente del Rhine ha investigado. La capacidad de mover objetos con el poder de la mente. Romper un espejo o mover cuchillos de un cajón o algo así.

Lo que me interesa es que nos interesan estos fenómenos. Y es divertido jugar con la idea. Si tomas a una chica como Carrie, que es odiada por sus compañeros de clase, que es acosada por su madre, y si tiene un talento como este reprimido, ¿qué pasa cuando sale a la luz?

Una de las razones por las que muchos de mis libros han sido llevados al cine es porque son muy visuales. Los cineastas de Hollywood quieren algo más que una historia. Se dan cuenta de que lo que venden es imagen y espectáculo. Y en un sentido más amplio lo que están vendiendo es esa maravilla. Vamos y nos sentamos en la oscuridad y queremos ver algo que nos sorprenda. Que nos cambie de alguna manera. Y eso es lo que hace Carrie.

Entrevistador: ¿Ese eres tú?

Stephen King: Ese soy yo. Soy yo [lo dice en francés, c'est moi]. Sí, ese soy yo.

George Romero dirigió la película y nos sentamos a hablar sobre ella, y yo hice un guion para Creepshow en una semana, creo. Sabíamos lo que queríamos, que era recordar los viejos cómics de terror de los años 50.

Entrevistador: ¿Pero de quién fue la idea de interpretar ese papel?

Stephen King: Fue de George. Fue idea de George. Una de las historias era sobre un granjero que descubre un meteorito que contiene un fertilizante que lo convierte en una hierba humana. El tipo era un verdadero paleto. Yo ya había interpretado a un paleto antes en una película de Romero titulada Los caballeros de la moto. Y George dijo: «¿Quieres interpretarlo?». Y dije: «Sí».

Si me preguntas por qué, es porque quería probarlo, parecía que iba a ser divertido. Parecía que iba a ser interesante. Y te das cuenta al mismo tiempo de que te vas a convertir en un objetivo. Haces una cosa, que es escribir, y luego das el salto y estás en una película. Te enfrentas a problemas críticos e incluso eso se convirtió en parte de la atracción. La idea de dejarse llevar hasta el final. Y créeme... George me dejó ir hasta el final.

Entrevistador: Dirigiste una película también.

Stephen King: Sí, La rebelión de las máquinas.

Entrevistador: ¿Fue fácil o complicado? Porque no lo habías hecho antes.

Stephen King: Fue muy difícil. Cometí muchos errores. Todos ellos perdonables excepto uno. Y es que fui en contra del modo en que he trabajado toda mi vida. Soy un escritor muy intuitivo y tiendo a crear sobre la marcha. Cuando me siento frente a la máquina de escribir no estoy seguro de lo que saldrá.

Había leído un libro sobre cómo trabajaba Alfred Hitchcock, y decía que lo organizaba todo de antemano. Él sabía cómo iba a quedar cada toma. Cómo iba a ser cada toma. Para él la preproducción era el momento más emocionante de la película. Y todo lo que ocurría en el rodaje era como seguir las indicaciones de una pizarra.

Yo estaba aterrado. Y la idea de tener un plan de rodaje aburrido me parecía maravillosa, así que fui con cada plano trazado. Hay partes de la película en las que pude colar algo de creatividad espontánea, pero fueron excepciones. Y son las mejores partes de la película. El resto se siente rígido.

Cuando empecé no sabía lo que era un cutaway. No sabía lo que era el wild sound. No sabía lo que era un plano pick-up. Ninguna de esas cosas. Lo aprendí de alguna manera sobre la marcha.

Entrevistador: ¿Es La rebelión de las máquinas una película que trata sobre camiones y coches alzándose contra los humanos?

Stephen King: Sí, y dura como 87 minutos. Adoro las máquinas.

Entrevistador: ¿Es Carrie una víctima del fundamentalismo religioso de su madre?

Stephen King: Sí, así es.

Entrevistador: También en Los chicos del maíz muestras el peligro del fundamentalismo religioso de modo extremo.

Stephen King: Sí, y ese es un claro ejemplo de lo que siento por la religión. Mi idea es que toda religión organizada conduce tarde o temprano a la fosa común. Si alguien te ofrece una Biblia para tu mano derecha, tarde o temprano te ofrecerá ponerte una pistola en la izquierda.

Entrevistador: Los chicos del maíz trata sobre niños que deben acabar con los adultos.

Stephen King: Mi mujer es católica no practicante. Y es aficionada a citar cosas que escuchó cuando era una niña que iba a la escuela en colegios parroquiales y acudía a la iglesia todos los días. Y aparentemente la actitud de la Iglesia Católica hacia los niños es: «Denos a sus hijos y serán nuestros para siempre».

Y cuando los niños crecen en este tipo de ambiente estricto, y yo lo hice, se instala en tu mente y se convierte en parte de tu psique para siempre. Y parte del pecado por lo que a mí respecta es tomar las mentes de los niños y moldearlas. En Los chicos del maíz intenté presentar un caso extremo como consecuencia del fanatismo religioso.

Entrevistador: ¿Tienes miedo de que las películas y tus libros inspiren a los adultos a recurrir a la violencia?

Stephen King: No. Creo que las películas y los libros son un chivo expiatorio para la sociedad. Es fácil señalar con el dedo y decir: «Ya ves por qué se produce esta violencia en Irlanda del Norte. Ya ves por qué se producen estos disturbios raciales en Watts».

El ejemplo más reciente aquí en Estados Unidos fue una película titulada Colors: Colores de guerra de la que mucha gente dijo que, si se proyectaba, la violencia de las bandas iba a ser increíble.

El problema de la violencia de las bandas en Estados Unidos no tiene nada que ver con las películas. Tiene que ver con las drogas duras. La cocaína, concretamente. Si buscas una excusa para ignorar el problema real y tratar un síntoma, puedes tratar las películas y los libros.

Es como matar al mensajero porque te trae un mensaje que no te gusta.

No puedo responsabilizarme de los lunáticos del mundo y no me responsabilizaré. Y no voy a permitir que se me culpe de un comportamiento aberrante por parte de personas que son mentalmente inestables.

El resplandor es la historia de un hombre que tiene impulsos psicóticos. Intenta matar a su mujer y a su hijo. ¿Vamos a decir: «No podemos mostrar esto, no podemos contar historias así porque alguien podría hacer algo como eso»? Cuando sabemos que refleja el mundo tal y como es.

Entrevistador: ¿Cuando estás sentado frente a la máquina de escribir piensas en la moral como autor?

Stephen King: No. La cuestión de la moral nunca entra en la escritura de mi ficción. Una vez que me siento frente a la máquina de escribir me convierto en un ser amoral. Después, al terminar, ha habido veces que he cambiado cosas. Por ejemplo, en una de las novelas había una descripción de un hombre que construía una bomba de relojería. Y hacía volar a algunas personas. Investigué el tema y averigüé cómo se construye una bomba de relojería, pero quité la mayor parte de eso porque mi trabajo era escribir una historia, no dejar un manual de instrucciones para alguien que quisiera construir una.

Y eso es un tema diferente.

Ahí siento una responsabilidad, pero creo que mi responsabilidad como artista es solo decir la verdad. Y si esa verdad implica un comportamiento violento como resultado de la situación, entonces debo decir esa verdad. Si no, empiezo a mentir y es cuando me convierto en un ser moral. ⬥

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La zona muerta
Entrevistas
Entrevistas a Stephen King publicadas en diversos medios.
Autores
Óliver Mayorga