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Maestro de lo macabro. Una conversación con Stephen King (III). Máquinas y monstruos

Tercera parte de este documental realizado en 1989. El autor de Maine habla sobre su temor y fascinación por las máquinas y de las diferencias en cómo los niños y los adultos afrontan sus miedos

Stephen King nos recibe en su estudio y posa orgulloso junto a una de sus preciadas máquinas: una enorme gramola clásica de estilo años 50.


Stephen King: Esto no es una planchadora, es una gramola asesina que está acabando con mi cartera. Porque cuesta mucho mantenerla en condiciones para que funcione. Pero me encantan las máquinas y al mismo tiempo me aterrorizan.

En la época en que publicaba mis primeros relatos cortos daba clases y trabajaba en una lavandería al mismo tiempo. Tenían una planchadora en la lavandería. Era una planchadora rápida y plegadora. Pones una sábana sucia o arrugada y sale prensada y bonita. Mi madre también trabajó en una lavandería y trabajó con esa máquina.

En la lavandería había un tipo sin manos llamado Harry Cross. Tenía ganchos. En verano entraba en el baño de hombres y abría el agua caliente y el agua fría y ponía sus ganchos debajo para que uno estuviera muy caliente y el otro muy frío. Y entonces se acercaba por detrás y te los ponía en la nuca y te asustaba.

Lo que le sucedió a Harry ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial, cuando no había mucha gente dedicada a las tareas de mantenimiento. Se arrastraba sobre la planchadora mientras estaba en marcha, arreglando unos cables eléctricos. Se cayó de la viga en la que estaba y cayó en la máquina. Y la máquina le cogió las manos hasta los codos. Simplemente las metió y la máquina pasó por encima de ellas y finalmente se partieron y lo salpicaron todo. Lo sacaron utilizando un hacha contra incendios.

La historia fue tan horrible que supe que tenía que escribirla inmediatamente.

Las máquinas no nos quieren. Las máquinas no nos quieren en absoluto. Por eso la gente recibe descargas eléctricas de las tostadoras. Por eso nuestros coches se averían cuando más los necesitamos en noches lluviosas. Y cada vez que queremos mostrar un vídeo a un amigo la máquina se traga la cinta. No conozco a nadie cuyas máquinas funcionen todo el tiempo. Eso no sucede.

Stephen pone en funcionamiento la gramola y un clásico de 1956 comienza a sonar. Es «In the Still of the Night», de The Five Satins.


Entrevistador: ¿Qué libro te gusta más?

Stephen King: Creo que Misery es probablemente mi favorito. Es el que mejor funciona.

Entrevistador: ¿Se trata de un libro psicológicamente más profundo que, por ejemplo, Christine?

Stephen King: Sí. Misery y Cujo son historias de terror que podrían ocurrir. Misery trata sobre un escritor que es prisionero de su fan número uno. Era una enfermera psicótica. Es un poco más improbable y sabemos que los famosos pueden ser objetivos. Es lo que le pasó a John Lennon, por ejemplo. Y fue una ocasión para hablar sobre el tipo de relación insana que tienen muchos fans. Ya sean escritores, estrellas de pop o estrellas de cine. Lo que sea.

Es una especie de relación malsana y de interés por lo que sucede. Creo que si le preguntaras a las chicas jóvenes si puedes tener a Michael Jackson preso en tu sótano te dirían: «Dame las cadenas. Lo encadenaré».

Entrevistador: El escritor de tu libro se hace dependiente de Novril, una medicina que no existe.

Stephen King: Es un medicamento inventado, pero puedes sustituirlo por tu barbitúrico favorito.

Entrevistador: ¿Te fascinan las enfermedades mentales?

Stephen King: Hasta cierto punto sí. Yo mismo siempre he tenido un poco de miedo a volverme loco.

Vampiros, hombres lobo… No creo en esas cosas, pero sí en los asesinos. Creo en el extraño que puede venir a tu casa en medio de la noche y llamar a la puerta y luego entrar y matarte.

Un vampiro te quita la vida. Un asesino te quita la vida. Uno es una metáfora del otro.

Los vampiros son algo más seguros porque sabemos que son una fantasía y podemos reírnos de nuestros propios miedos y decir: «Bueno, he fingido durante un tiempo». ¿Entiendes lo que quiero decir? Cuando hay cosas reales que temer.

Mi opinión es que los monstruos siempre nos atrapan al final. El monstruo puede ser el cáncer. Puede ser una apoplejía. Puede ser un ataque al corazón. Pero al final los monstruos me atraparán a mí y te atraparán a ti.

Entrevistador: Entonces estás de acuerdo con Edgar Allan Poe en que las peores atrocidades se esconden en el alma, en la mente de uno.

Stephen King: Los mayores temores son demasiado grandes para escapar por nuestras bocas. Incluso al gritar, cuando nuestras bocas se abren del todo. Los miedos más grandes no pueden escapar. El miedo a la muerte de nuestros seres queridos. El miedo a alguna horrible enfermedad que nos consuma o nos pudra poco a poco. Son cosas que todos tememos pero están en nuestro corazón y en nuestros nervios.

Entrevistador: ¿Hay alguna diferencia en cómo manejan el miedo los adultos y los niños?

Stephen King: Hay una gran diferencia en la forma en que los adultos se enfrentan al horror. Los niños saben lo que temen pero no siempre saben cómo expresarlo. Los adultos pueden expresar lo que temen si saben lo que es. Y puede que no lo sepan.

Y si en una de mis historias le doy a un niño un don, como la capacidad de Danny para ver el futuro en El resplandor… la telequinesis de Carrie White…

Es otra forma de decirle al lector: «Observa a tu hijo. ¿Qué habilidades tiene tu propio hijo? ¿Te has dado cuenta de la forma en que piensa tu hijo?». Porque los niños no piensan en línea recta, lo retuercen. Son decididos.

El otro día iba dando un paseo alrededor de mi bloque. Y mientras caminaba hacia la esquina había una niña pequeña sentada en la tierra al lado de la carretera hablando sola. ¿Qué pensaría alguien si te viera a ti sentado junto a la carretera hablando solo? ¿O a mí? Pensarían que estamos locos. Pero con los niños esperamos eso. Permitimos que nuestros hijos estén locos hasta que tienen unos ocho años y entonces empezamos a decir: «¿Por qué no creces? ¡Crece!».

Y lo hacen. Crecen.

Se convierten en médicos, ingenieros, marineros, abogados, jefes indios.

¿Qué pasa con su imaginación? Se encoge. A medida que sus cuerpos crecen, su capacidad de imaginar todo el espectro de maravillas comienza a encogerse. Se paga un precio por crecer. Es un precio muy alto.

Y a los adultos, ¿se les puede enseñar a usar la imaginación de nuevo? Sí, creo que se puede. Creo que una de las razones por las que leen mis libros es porque intento decirles: «Mira, utiliza tu imaginación de nuevo».

Entrevistador: ¿Por qué la sexualidad está siempre ligada a cosas malas? Quiero decir que el deseo parece ser el diablo.

Stephen King: Entendemos que es uno de los mayores impulsos de nuestro ser físico. Creo que la mayoría de nosotros entiende que puede ser una fuerza tremendamente destructiva en nuestras vidas. Y creo también que la mayoría de nosotros entiende que cuando sentimos una profunda pasión sexual estamos fuera de nosotros mismos. Perdemos el control. Y por esas razones nos asusta.

Creo que nos asusta de la misma manera que nos asusta cualquier impulso que está dentro de nosotros y que no podemos controlar. La mayoría de nosotros somos muy afortunados. El deseo que puede tener un psicótico de cometer un asesinato tras otro nos supera. Pero casi todos entendemos lo que es sentir una pasión sexual y estar fuera del alcance de nuestra mente sana y racional.

Así que sí, creo que nos da miedo.

Entrevistador: ¿Por qué la gente se siente culpable por leer terror para divertirse?

Stephen King: Bueno, afrontémoslo. Por un lado, se trata de algo que responde a algunos impulsos negativos muy agresivos. Cuando hay una serie de asesinatos brutales y desagradables como los de La zona muerta, hay una parte del lector que se excita con ello. Hay una parte de mí que se excita con fantasear para hacer creer que uno es un asesino en serie, un asesino de masas.

Así que creo que lo ponemos como esa experiencia sexual. Lo atamos con un montón de ideas morales. «Esto no es muy bueno. Es de mal gusto». Así que lo ponemos en límites estrictos y creo que tenemos razón en hacerlo. Puede ser dinamita. ⬥

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La zona muerta
Entrevistas
Entrevistas a Stephen King publicadas en diversos medios.
Autores
Óliver Mayorga