Frases por las que vivir
Las citas de películas que marcaron la vida de Stephen King
Columna escrita por Stephen King y publicada en Entertainment Weekly el 11 de junio de 2004. Traducción de Javier Martos.
Una noche de no hace mucho tiempo, accedí a realizar una aparición pública para una película en el estado de Nueva York. Proyectaban Cujo, una de las mejores adaptaciones que se han hecho de alguna de mis novelas o historias cortas. Antes me llevaron a cenar (si no aceptas estas invitaciones —y por lo general yo no las suelo aceptar—, te pierdes lo mejor de este tipo de eventos, las buenas conversaciones y la comida gratis), y un caballero bastante mayor que tenía a mi izquierda empezó a decir que las películas habían perdido su esencia. Él clamaba que, en lo que él denominaba «la era del director», los guionistas han llegado a ser casi prescindibles, y por ello ya no hay grandes frases en el cine. Como ejemplos de grandes frases citó «Tócala, Sam» y «Siempre tendremos París» de Casablanca, «Francamente, querida, eso no me importa» de Lo que el viento se llevó y «Oh, tía Emma, ¡se está en casa mejor que en ningún sitio!» de El mago de Oz.
No me molesté en decirle que aquella última frase había creado musgo mucho antes de que se hubiesen inventado las películas, porque entendí lo que quería decir, y con mucho gusto habría agregado una docena de frases más de la supuesta época dorada de Hollywood (comenzaría con «¡Rosebud!» de Ciudadano Kane y acabaría con «La belleza mató a la bestia» de la versión original de King Kong). Pero no estoy de acuerdo con que no hay buenas frases actualmente. Entre vosotros y yo, creo que podría haber estado sentado al lado de un caballero que estaba un poco sordo.
Tengo la teoría de que los estadounidenses se dividen en dos grupos: aquellos a los que les apasiona el cine y a los que no. Los primeros, viven en familias que acumulan un amplio surtido de grandes frases, una suerte de lenguaje íntimo que ayuda a trazar el crecimiento de la propia familia con mucha precisión (y a veces de forma conmovedora) como si fueran viejos videocasetes o fotografías de un álbum. Mis hijos son ya adultos, pero aún les apasiona el cine, y cuando les pedía algunas de sus frases favoritas de la infancia estuvieron más que contentos recordándolas.
Dicho esto, aquí tenéis varias frases que marcaron la historia de mi familia. Tengo curiosidad por saber si alguna de ellas os suenan… si evocan ese tipo de recuerdo que normalmente asociamos con las fotos y la música pop. Si es así, ¿podéis escribirme y decirme cuáles? Y, si ninguna de estas frases lo consigue, ¿cuáles sí lo hacen? Por favor, me gustaría conocerlas.
Una advertencia sobre la breve lista de frases de la familia King: he excluido la mayoría de «frases con gancho», esas que se han hecho famosas por ser repetitivas o por haberse elaborado con tanto cuidado y cinismo al más puro eslogan publicitario. Ergo, no he incluido «Hasta la vista, baby» de la saga Terminator, ni «¡Soy el rey del mundo!», ni «¡Aquí está Jack!». Puede que sea justo añadir «¡Volveré!» de Terminator; esa frase, estoy convencido de ello, se hizo famosa puramente por accidente (ese acento tan característico de Arnold). Aquí van:
«Va a necesitar un barco más grande». Roy Scheider en Tiburón. Es su impactante y alocado estilo lo que hace de esta frase un clásico.
«Sé que fuiste tú, Fredo. Me has roto el corazón». Al Pacino a John Cazale en El padrino, parte II. (Unos días antes de que nuestro buen perro galés muriese, nuestro hijo menor a veces le daba un abrazo fuerte y le decía: «¡Marlowe, me has roto el hocico!».
«E.T., teléfono, mi casa». Por supuesto.
«Me encanta cómo te queda ese sombrero». Ned Beatty en Deliverance. Me acordé de esta por mis hijos. La seria entrega de Beatty aún me entusiasma cada vez que la veo.
«Algunas personas lo llaman una honda. Yo lo llamo espada káiser». Billy Bob Thorton. A veces creo que El otro lado de la vida solo merece la pena por sus buenas frases.
«¡Tú eres el hombre ahora, perro!». Un jubilado Sean Connery en Descubriendo a Forrester. En realidad es lo único bueno de la película… pero es muy bueno.
La frase con más gancho de Jungla de cristal que todo el mundo conoce es «Yippie-ki-yay [improperio omitido]», desde luego, pero la que los niños y yo hemos estado diciéndonos unos a otros durante años es «Oh, qué pena, que se quema el cochecito».
«Michael podría». Tom Hanks, respondiendo a la frase «Ninguno veremos el cielo» de Paul Newman en Camino a la perdición.
«Las flores aún están de pie». Bill Murray, en Cazafantasmas.
«Yo Sr. Rosa ¿por qué?». Steve Buscemi, gimoteando en Reservoir Dogs.
«Todos tienen que venir». Clint Eastwood en Sin perdón, una frase mucho más buena y auténtica que la de Harry el sucio.
«¡¿Os habéis divertido?!». Russel Crowe en Gladiator.
«¡Aléjate de ella, puerca!». Sigourney Weaver en Aliens.
Podríamos debatir si esta última frase fue escrita expresamente para que se la dijeseis a vuestros amigos, quienes estarían encantados de ir a ver la película porque la frase la dice una mujer. Pero todas las demás están pronunciadas por hombres. Mi nuera dice que los hombres se quedan con todas las frases memorables de las películas. Las mujeres están ahí solo porque son una monada, y esta pequeña lista sugiere que ella podría tener razón. Sin embargo, cuando me enviéis vuestras frases favoritas podré demostrarle que estaba equivocada. ¡Adelante! ⬥
Referencias
King, S. (11 de junio de 2004). «Lines to Live By» en Entertainment Weekly.