Cómo se hizo «El Talismán»
Stephen King y Peter Straub cuentan cómo fue el proceso de escritura conjunta de su novela «El Talismán» en esta entrevista para «The Twilight Zone Magazine»
Entrevista a Stephen King y Peter Straub realizada por Douglas E. Winter y publicada originalmente en Rod Serling’s The Twilight Zone Magazine en 1985. Traducción de Óliver Mayorga.
Nota del editor: Ninguna novela de fantasía de los últimos años ha sido esperada con tanta expectación como El Talismán, coescrita por Stephen King y Peter Straub. Aquí, en una exclusiva de Twilight Zone, Douglas Winter presenta una visión interna de la creación de la novela, extraída de las entrevistas que realizó para su estudio biográfico y crítico Stephen King: The Art of Darkness.
La historia del proceso de escritura de El Talismán tiene tantas cualidades épicas como la propia novela. Comenzó hace unos siete años, en el otoño de 1977, cuando Stephen King y Peter Straub se conocieron en Londres. Ninguno de los dos había oído hablar del otro hasta dos años antes, cuando King leyó Julia de Straub a petición de su editor y escribió un breve comentario para la sobrecubierta del libro. Fue «fácilmente el más perspicaz» de los comentarios recibidos por el editor, recuerda Straub, que entonces vivía en Inglaterra. «Tuvo una especie de percepción inmediata de mis propósitos». Cuando El resplandor de King y Si pudieras verme ahora de Straub se publicaron en 1977, los escritores, que vivían en lados opuestos del Atlántico y aún no mantenían contacto directo, comenzaron a sentir una notable afinidad por medio de la lectura de sus obras.
STRAUB: «Estaba claro que si tenía un lector ideal en cualquier parte del mundo, probablemente era Stephen King; y también estaba claro para mí que la razón de ello era que sus objetivos y ambiciones eran muy cercanos a los míos… La experiencia de leer por primera vez a King fue como la de descubrir de repente a un miembro de la familia perdido hace tiempo —o encontrar a un hermano, en realidad—, y no es una exageración».
Ambos comenzaron a cartearse. Al mismo tiempo, Stephen King y su familia se preparaban para pasar unas largas vacaciones en Inglaterra. Tras el nacimiento de su tercer hijo, a finales del verano de 1977, y con la novela Cujo en marcha, la mudanza se hizo realidad.
El esfuerzo inicial de King por conocer a Straub se vio frustrado cuando, en un día lluvioso, no pudo encontrar un taxi que le llevara a la casa de Straub en el barrio londinense de Crouch End. (La experiencia fue posteriormente conmemorada en un relato corto, «Crouch End», escrito para la antología Nuevos cuentos de los Mitos de Cthulhu de Ramsey Campbell)1. Cuando los escritores se reunieron finalmente tomando unas copas en el Hotel Brown’s, King sugirió a Straub que colaboraran en una novela. El tema se planteó de nuevo tras una cena en casa de Straub.
STRAUB: «Nos quedamos hasta muy tarde hablando de ello, y decidimos que podíamos hacerlo si retrasábamos la escritura durante varios años, porque ambos teníamos otras cosas bajo contrato que teníamos que escribir antes de ponernos con ello».
KING: «Fue la primera vez que fui a cenar a su casa, la noche en que murió Bing Crosby. Nunca lo olvidaré. Volví a casa y mi cuñada Stephanie, que estaba de niñera, salió corriendo y dijo: “¡Nunca adivinarías lo que ha pasado! Bing Crosby ha muerto”. Y yo le dije: “Bien, no más películas de Road to…”2. Estaba horrorizada».
La familia King pronto decidió que Inglaterra no era para ellos —su estancia prevista de un año se acortó a tres meses, y regresaron a Maine en diciembre de 1977—, pero los planes para El Talismán continuaron.
KING: «El libro se convirtió en algo más serio con cada una de las varias convenciones de fantasía a las que asistimos. Y finalmente pudimos encontrar la forma de publicar el libro, sobre todo gracias a Danza macabra. Compartíamos editor en ese momento —el grupo Putnam— y una vez que fue posible que Berkley [Books] hiciera la edición de bolsillo, todo fue posible, porque son los muchachos de la edición de bolsillo los que tienen autoridad cuando se trata de dinero».
No se desarrolló una línea argumental hasta 1980, cuando Peter Straub regresó a Estados Unidos tras diez años de ausencia, fijando su residencia en Connecticut a raíz del enorme éxito de Fantasmas. «Siempre que nos veíamos intentábamos cocinar una o dos ideas, para ver por dónde iban las cosas», señala. Un día, mientras Straub y su familia visitaban a los King, una «cómica serie de contratiempos» relacionados con una cinta de vídeo hizo que los dos escritores recorrieran varias veces en coche los casi ochenta kilómetros que separan Center Lovell de Portland (Maine). «Había millones de latas de cerveza traqueteando en el coche de los King, y conseguimos resolver gran parte de la materia esencial del libro», se ríe Straub.
La premisa de El Talismán fue concebida por King, pero él atribuye la vitalidad del libro a Straub.
KING: «Fue una idea que tuve cuando estaba en la universidad. Debía tener diecinueve o veinte años cuando se me ocurrió escribir una historia sobre una actriz fracasada y su hijo pequeño, que viven en una zona turística desierta en la costa del Atlántico mientras ella espera a morir. Y se me ocurrió que el niño intentaría hallar algo que la salvara.
»Empecé una obra —se llamaba Verona Beach— y luego simplemente la dejé, porque no era capaz de manejarla en ese momento. Así que la saqué a colación mientras proponíamos ideas, y fue a la que respondió Peter. Sus modificaciones parecieron inyectar vitalidad al asunto, la suficiente para hacerlo rodar. Así que, en ese sentido, probablemente sea más su libro que mío».
En 1981, se elaboró un esbozo, un enfoque poco común para cualquiera de los dos escritores, ya que cada uno de ellos tiende a trabajar de forma instintiva, sin notas detalladas de ningún tipo.
STRAUB: «Había terminado dos tercios de Dragón, y Steve vino aquí en primavera. Nos quedamos en mi despacho durante unos tres días, hablando de lo que iba a ocurrir al principio del libro. Fue un periodo muy, muy intenso. Y luego volvió, después de que yo hubiera terminado Dragón, y empezamos a escribirlo en mi procesador de textos. Estábamos disparando flechas en la oscuridad, tratando de averiguar hacia dónde iba nuestra historia. Steve me sorprendió una noche escribiendo nuestras notas y poniéndolas de forma organizada y más coherente. Yo hice lo mismo con el resto de nuestro esquema; el resultado fue un largo y elaborado plan para la primera mitad del libro, de unas veinticinco o treinta páginas, que era nuestro esquema de trabajo original. La verdad es que era poco manejable, porque había demasiadas cosas. Sin embargo, es muy interesante de leer. Demuestra que estábamos llenos de ambición».
La escritura comenzó en la primavera de 1982. Casi inmediatamente, los escritores se enfrentaron a la intrigante interacción de sus estilos claramente dispares. (King ha calificado su prosa como «el equivalente literario de un Big Mac y unas patatas fritas», mientras que describe la escritura de Straub como «una buena prosa… tan ajustada como un candado de tiempo»).
STRAUB: «Tuvimos otro periodo extremadamente intenso, pero de camaradería, en el que escribimos el primer par de capítulos en mi máquina3. Entonces supimos que todo iba a funcionar, porque no había ningún problema con el tono, y no había ningún problema para trabajar juntos. Nuestros estilos parecían fundirse. El libro tiene su propio sonido; no suena a mí ni a Steve. Y eso está bien. Eso es lo que queríamos.
»No creo que sea posible, en realidad, que nadie diga quién escribió qué. Hubo momentos en los que imité deliberadamente el estilo de Steve y hubo momentos en los que él imitó deliberadamente, juguetonamente, el mío».
KING: «Ambos estuvimos de acuerdo en que sería bueno que el libro no tuviera costuras. No debería parecer como un juego para los lectores el tratar de averiguar quién escribió qué. Cuando trabajé en mi parte de la corrección, revisé amplias partes del manuscrito sin saber quién había escrito qué. De hecho, hubo varias veces en las que al leerlo pensé que había hecho un buen trabajo, ¡y resultó que era Peter! Y la única forma de saberlo era el estilo de escritura. Él escribe a doble espacio después de los puntos y entre los guiones, y yo no lo hago. También escribe mal otras palabras que yo escribo. En un momento dado, tenemos una ametralladora Uzi, y Peter estaba escribiendo la palabra Uzzi. Y le dije: “Peter, me hace gracia cómo escribes Uzi”. Él dijo: “¡Mira tú cómo deletreas cementerio!”4».
El elemento lúdico de la escritura de la novela implica algo más que la imitación del estilo del otro. En El Talismán abundan las bromas internas, desde los nombres de lugares (como las Rainbird Towers, en honor al asesino tuerto de Ojos de fuego) hasta un homenaje a su colega de la literatura de ficción Michael McDowell, con un vistazo a la mujer caimán de su novela de seis volúmenes, Blackwater.
El libro se escribió de forma secuencial, de principio a fin, y los escritores se asignaron mutuamente secciones, cada una de las cuales continuaba donde la otra lo había dejado. Estas asignaciones no dependían de los personajes ni del escenario, ni siquiera de los capítulos o subcapítulos.
STRAUB: «Fue totalmente al azar. Cuando uno de nosotros lo cogía, normalmente seguía hasta que llegaba a un punto en el que se sentía cómodo dejándolo. Así que prácticamente ignoramos nuestras asignaciones y seguimos hasta una pausa natural. En general, empezamos escribiendo de forma rígida y acabamos haciéndolo de forma instintiva, lo que fue, de lejos, la mejor de las dos formas».
Se intercambiaron las páginas electrónicamente, mediante la comunicación por módem telefónico entre sus respectivos procesadores de texto.
KING: «Era como jugar al tenis. Él enviaba lo que había hecho, y yo trabajaba durante tres o cuatro semanas y le devolvía el material. Y disfruté mucho del proceso, en parte porque los escritores somos muy perezosos. Era maravilloso; el libro crecía sin que yo hiciera nada. Pero también era un poco como en los viejos tiempos, cuando recibía el Saturday Evening Post con sus seriales. Cuando Peter decía que iba a enviar algo, yo me emocionaba porque iba a poder leer algo más de la historia».
Hasta que no se terminó el libro, ninguno de los dos escritores revisó o editó lo que el otro había escrito.
STRAUB: «Creo que los dos debíamos estar un poco susceptibles por eso. De todos modos, aceptamos todo lo que el otro hacía hasta que el libro estuvo terminado. Luego, en la corrección final, cada uno de nosotros tenía vía libre con el material del otro. Y hubo momentos en los que deseé que hubiéramos podido hacer todo el libro así, porque fue una experiencia maravillosa y profunda, y algo que muy pocos escritores tienen la oportunidad de hacer. Cuando revisas el material de esa manera, es como tener una radiografía de la mente de alguien».
El libro, tal y como se ha escrito finalmente, representa aproximadamente una cuarta parte de la concepción original.
KING: «Los problemas de El Talismán fueron siempre problemas de extensión. El libro había sido concebido como una historia de “cógela y tráela de vuelta”, a diferencia de El Señor de los Anillos, que es una historia de “cógela y deshazte de ella”. Pero empezamos a darnos cuenta de que solo habíamos planeado la mitad del libro, es decir, habíamos planeado hasta el punto en que Jack lo consigue, y habíamos dejado el traerlo de vuelta para otra sesión de planificación. Excepto que para noviembre de 1982 ya teníamos algo así como seiscientas páginas. Así que nos sentamos y nos miramos el uno al otro, diciendo: “Tenemos que hacer algo”. Dimos vueltas a muchas ideas, porque había muchos incidentes de los que habíamos hablado para el camino de vuelta, y había incidentes que habíamos planeado para el camino de salida que aún no habíamos alcanzado, y nos dimos cuenta de que esto iba a ser largo».
STRAUB: «¡Habría sido una novela de cuatro mil páginas, y Steve y yo estaríamos muertos, si todavía estuviéramos intentando escribir esa cosa!».
El Día de Acción de Gracias de 1982, las dos familias se reunieron en Boston, en el Marriott Long Wharf. Esa noche, después de que sus esposas e hijos se fueran a la cama, Straub y King se quedaron bebiendo y emprendieron “el gran golpe de Acción de Gracias”, en el que el libro fue radicalmente simplificado hasta su estructura y longitud publicadas.
KING: «Debía de ser alrededor de la medianoche. Estábamos sentados en un bar, hablando de cosas, y ambos habíamos bebido demasiado. Me levanté y fui al baño, y mientras estaba allí, pensé: “Supongamos que lo consiguen, y que el lado oscuro se viene abajo, y simplemente vuelven a casa en una limusina”. Así que volví con Peter y le dije: “He tenido esta idea mientras meaba…”».
STRAUB: «Sí, eso es lo que hizo. Fue al baño, y cuando volvió, me contó su idea. Era brillante, y estaba bien. Y luego hablamos de cómo podíamos terminar el libro, tomó forma muy rápidamente, y de una manera que fue emocionalmente muy conmovedora para mí. Empezamos a ver el final. La forma en que lo vi, cuando lo esbozamos conjuntamente, fue una serie de cuadros pintados muy brillantes, como una serie de tapices, que tenían grandes y simples extractos en ellos. Y debido a la simplicidad de todo ello, el efecto, pensé, era abrumador».
El Talismán comienza el 15 de septiembre de 1981, cuando un niño llamado Jack Sawyer se encuentra en la playa de Arcadia, en la costa marítima de New Hampshire, «donde convergen el agua y la tierra… Tenía doce años y era alto para su edad. La brisa marina apartaba sus cabellos castaños, probablemente demasiado largos, de la frente noble y despejada… Su vida parecía tan cambiante e incontrolada como las grandes olas que tenía ante él». Aunque al principio solo percibe algo siniestro, Jack Sawyer pronto emprenderá una búsqueda épica —una larga caminata de costa a costa— cuyo resultado puede dictar el destino de esta tierra… y de otras tierras también.
Jack ha sido llevado a la playa de Arcadia por su madre, Lily Cavanaugh, «la reina de las películas de serie B durante dos décadas». Muriéndose de cáncer, ella cierra repentinamente su casa de Rodeo Drive en Los Ángeles, primero para alquilar un apartamento en Cental Park West, y luego para retirarse a un tranquilo resort, el Alhambra Inn, en la costa de New Hampshire. A su llegada, Jack cree ver un arcoíris sobre el techo del hotel: «Una especie de señal, una promesa de cosas mejores. Pero no había ningún arcoíris». La situación de su madre no hace más que empeorar, acelerada por el acoso del codicioso e intrigante socio comercial de su difunto padre, Morgan Sloat, que parece decidido a despojar a Lily no solo de su dinero, sino de su vida. Solo los sueños del arcoíris de una tierra parecida a Oz ofrecen esperanza a Jack y a su madre.
La gran novela americana de la infancia, Las aventuras de Huckleberry Finn de Mark Twain (publicada por primera vez en 1884, exactamente cien años antes que El Talismán), termina con Huck apuntando al oeste, listo para «marcharse del Territorio» que había buscado, pero nunca encontró, en sus viajes con Nigger Jim por el Mississippi. Jack Sawyer, que emprenderá ese viaje hacia el oeste, es una amalgama de esos aventureros de la infancia, a la vez impregnada de sus tradiciones y, sin embargo, totalmente moderna. (Puede llamarse Sawyer, pero al principio se nos dice que «el tío Tommy había muerto»).
En un parque de atracciones abandonado en la playa de Arcadia, Jack encuentra a su propio Nigger Jim: el anciano pero imperecedero Speedy Parker, que le apoda Viajero Jack, el mismo apodo que le dio su difunto padre. Prefigurado por el Dick Hallorann de El resplandor y el Bud Copeland de Shadowland, Speedy Parker es la puerta de entrada a un páramo de instinto y terror primitivo al que Jack debe hacer frente. Revela que las ensoñaciones de la juventud de Jack son reales: que, con un trago de zumo de una botella de vino barata, Jack puede «saltar», catapultarse a otro mundo llamado «los Territorios», una tierra «innatamente buena» enredada en un pasado medieval y agrario… el reino consagrado por el tiempo inmortalizado en los libros de Narnia de C. S. Lewis y tantos otros clásicos de la fantasía. Un viaje por ese mundo, Jack descubre, le conducirá a algo llamado el Talismán, la única esperanza para la supervivencia de su madre.
KING: «Me entusiasmé con la idea del libro, como siempre lo hago cuando creo que he descubierto algo totalmente nuevo, que nadie ha hecho antes. Y luego, por supuesto, viene la decepción: en este caso, al leerle los cuentos de Oz a mi hijo Owen, me di cuenta de que Frank Baum había utilizado el concepto de saltar a un mundo diferente hace años. Pero nos divertimos mucho con esa idea, y creo que fue una verdadera obra artesanal. Esa fue una de las ventajas de trabajar con Peter: todo tendía más hacia la elaboración real de un libro, en lugar de esta especie de pasión intensa que siempre he sentido con mis libros —con la excepción de La zona muerta—, donde parecen formarse por sí solos».
Las dualidades implícitas en la primera novela de aventura épica de King, La danza de la muerte, y en el mágico salón de espejos de Straub, Shadowland, se hacen explícitas en El Talismán. Los Territorios son un mundo paralelo en el sentido más estricto: las personas, los lugares y los acontecimientos se duplican allí y se reflejan en nosotros, aunque la causa y el efecto están aparentemente desplazados. Así, la Segunda Guerra Mundial puede haberse originado en una revuelta palaciega de los Territorios, mientras que las pruebas nucleares en Nevada y Utah pueden haber convertido los reinos occidentales de los Territorios en las devastadas y apocalípticas «Tierras Arrasadas».
Jack descubre que la mayoría de la gente tiene un reflejo exacto —un «Gemelo»— en los Territorios. Su madre, la reina del cine de serie B, está hermanada con Laura DeLoessian, literalmente la reina de esa fantástica otra tierra, ahora presa de una extraña enfermedad del sueño. El malvado Morgan Sloat —tan perezoso e hinchado como su nombre indica5— está duplicado por Morgan de Orris, pretendiente al trono de los Territorios con un pie deforme. Pero Jack Sawyer no tiene un yo alternativo; su Gemelo, que murió en la infancia, se llamaba Jason, lo que no solo remite a la mítica búsqueda del talismán del Vellocino de oro, sino que pronto se reveló como el nombre de Jesús en los Territorios. Aunque Jason fue asesinado mientras dormía por Morgan, vuelve a vivir en Jack. («Los tipos como Jason tenían una forma de volver», se da cuenta Jack). Su parte de Jason es la encarnación de la mitología heroica clásica que King y Straub evocan a lo largo de El Talismán.
KING: «Es un libro muy mítico. Para mí, lo más maravilloso es lo dieciochesco y decimonónico que es el libro en cuanto a la narración, y también en cuanto al esfuerzo por crear grandes arquetipos.
»Nos interesaba el concepto de héroe en la literatura. Hablamos del héroe en términos de búsqueda, la mitificación del héroe y el retorno del héroe a un ser inferior cuando la búsqueda se completa. Huckleberry Finn es una novela picaresca que no tiene un objeto específico para su búsqueda, así que nos centramos en cosas como la historia de Jesús, la historia del Rey Arturo, Sir Gawain y el Caballero Verde. Hablamos de esas cosas, y cuando escribimos el libro, se filtró como un sedimento».
Está claro que El Talismán no es la novela de terror que muchos lectores esperaban de estos colaboradores. Straub espera que el libro contribuya a disipar el encasillamiento de sus nombres.
STRAUB: «Si Steve escribiera una historia de amor, los editores la anunciarían como “una historia de amor del maestro del terror”. La reputación de ser un escritor de terror es como llevar un abrigo largo; se extiende detrás de ti y nunca te alcanza. No veo nada malo en ello. La gente necesita espacios adecuados en sus cerebros en los que puedan encajarte. Y no creo que a la gente le importe mucho si lee la novela y la encuentra emocionante o bella o conmovedora pero no una novela de terror convencional».
Aunque el libro cita tanto a Tom Sawyer como a Huckleberry Finn, es menos una evocación consciente de Mark Twain de lo que el lector podría sospechar.
STRAUB: «Twain estaba en nuestra mente al principio, pero el libro terminado sugiere que nuestros esfuerzos fueron más conscientes de lo que realmente fueron. Sé que teníamos en mente a Tom Sawyer cuando le pusimos el nombre a Jack; pero realmente no tuvimos a Twain en mente durante toda la extensión del libro».
Jack Sawyer no es el único personaje nombrado intencionadamente. Su tía ficticia, Helen Vaughan, tiene su homónimo en El gran dios Pan de Arthur Machen; y dos personajes menos agradables, Smokey Updike y Sunlight Gardener, tomaron sus nombres —de forma irónica— de John Updike y John Gardner, dos escritores que han sido reconocidos por la crítica y que a menudo han descartado la ficción de terror y fantasía.
Durante la escritura de El Talismán, King leyó todo lo que Twain escribió sobre Huck Finn y Tom Sawyer.
KING: «Todo, y él escribió mucho. Gran parte era para poder pagar su casa, y gran parte no era demasiado bueno, pero lo leí todo, ya sabes, cosas como Tom Sawyer en el extranjero y Tom Sawyer, Detective. Pero no hay mucho de Twain en El Talismán. Nunca hay una sensación de que Huck mire a su alrededor y diga: “Vaya, esto está muy bien”. Jack jamás se alegra de irse. La mayor parte de lo que ve no hace que su corazón se acelere. El único momento en el que se siente realmente bien sobre su viaje, me parece, es durante un par de experiencias en los Territorios, cuando está abrumado por la belleza y los buenos sentimientos».
El Talismán incide conscientemente en el controvertido ensayo de Leslie Fiedler, Come Back to the Raft Ag'in, Huck Honey!, que exploró por primera vez el tenso trasfondo de la homosexualidad en Huckleberry Finn y otras novelas clásicas estadounidenses.
STRAUB: «En parte, ese material está ahí porque ambos sentíamos que nos estábamos acercando peligrosamente a lo juvenil, y queríamos asegurarnos de que no fuera como Walt Disney, así que queríamos poner una serie de cosas crudas, manifiestamente sexuales y chocantes. Y nos topamos con esa vena mientras trabajábamos en el esquema. Así que está ahí como motivo temático, pero no debe tomarse en ningún sentido como una reflexión sobre la homosexualidad».
La curación de la madre de Jack no es el único propósito de la búsqueda del muchacho; la figura materna implícita de El Talismán es la Madre Tierra, profanada por la expansión cancerígena de la civilización moderna. Morgan Sloat, al conocer el secreto de los Territorios, ha tratado de someter a su gente y a su tierra a su voluntad. Ha importado la magia negra de la tecnología moderna, incluidas las armas automáticas y los explosivos; y lo que es más importante, ha infectado a la tierra y a sus gentes con la visión enferma del mundo de la racionalidad estéril. El romanticismo y el encanto de los Territorios están disminuyendo con la misma rapidez que la salud de su dormida reina; Sloat y los motores cancerosos del «progreso» están sustituyendo a la antigua sabiduría, a la intimidad entre la humanidad y su entorno. El lado oscuro, dejan claro los escritores, es la América moderna, donde Viajero Jack debe vivir al margen de la civilización, sobreviviendo en la subsociedad nómada de lo que King llama «la América de Reagan»: «El flujo y reflujo de una clase baja, la escoria de la sociedad, los vagabundos a los que otros molestan, los desahuciados y los sin techo que van a la deriva por debajo de la vista de todos».
STRAUB: «Lo que Steve describe como “la América de Reagan” está casi implícito en los elementos que reunimos para el libro. El libro parece tratar de la muerte de la tierra, de su terrible envenenamiento. Es, entre otras cosas, definitivamente antinuclear.
»Cuando pienso en El Talismán, tengo que contemplar este paisaje sembrado de cadáveres, lleno de sangre y restos humanos. Pero aunque el libro esté lleno de sonidos de disparos y del traqueteo de los tambores, creo que también está lleno de calidez y afecto. Es un libro muy tierno, mucho más tierno de lo que cualquiera hubiera esperado».
¿Cómo encaja El Talismán con otras novelas de King y Straub?
KING: «Como decía Casey Stengel, hay que ponerle un asterisco6».
STRAUB: «El hecho de que estuviéramos escribiendo un libro tan largo, dedicando tanto tiempo a los episodios individuales, me obligó a una especie de simplicidad en la narración que no habría tenido de otro modo. Es mucho más simple que las cosas que hago normalmente, es decir, no está compilado en fragmentos de un montón de historias aparentemente no relacionadas, que es la forma en que tiendo a escribir. Como Steve fue mi colaborador, es mucho más abierto. Creo que se puede encontrar calidez y generosidad en mis libros, pero normalmente no se expresan con tanta claridad. Probablemente incluye las mismas neurosis que mis otros libros, pero como no sé cuáles son, no puedo identificarlas. Lo que sí sé es que aprendí mucho de él; y tal vez su influencia se muestre en mi obra posterior».
KING: «Con la excepción de Julia, Peter se ha interesado en los niños que crecían a través de todos sus libros. Y este libro trata de la educación de un niño de diferentes maneras. Creo que también trata de un conflicto de estilos de vida que todos conocemos muy bien: el estilo de vida del chico educado para hacer el bien y el del chico educado para ganar dinero».
STRAUB: «Parece estar un poco más cerca del núcleo de Steve, en el sentido de que él escribe más sobre niños que yo, y este es un libro realmente bueno sobre un niño. Hay ciertas corrientes edípicas en nuestra escritura, de las que esta es una especie de resumen. Es una novela monumentalmente edípica, aunque solo me di cuenta de ello meses después de haberla terminado».
KING: «Se trata de niños que tienen poder. Se trata de una historia. En muchos sentidos parecía una especie de juego, y sin embargo la idea ha estado conmigo durante unos veinte años, así que obviamente es importante para mí.
»No sé qué van a hacer los críticos con ella. Cuando empezamos el proyecto, pensé que las críticas nos destruirían. Ya no sé si eso es cierto, porque creo que el libro es sólido. Pero un indicador es que, en su artículo “Lo mejor y lo peor del año”, la revista People puso a Christine y a Dragón en la misma reseña, en su sección “Lo peor”, y dijo: “Cuidado con estos tipos, han escrito dos de las peores novelas de 1983 por su cuenta, y en 1984 se asocian para hacer un libro juntos”. Tienes que decirte a ti mismo que los críticos no van a ser tus amigos, porque este tipo de colaboración parece un proyecto que está garantizado para hacer dinero, y con el añadido de que Steven Spielberg tiene los derechos cinematográficos, será aún peor, porque entonces los críticos tienen un nombre para arrojar.
»Creo que a la gente le va a gustar el libro, pero que va a ser como E. T. o algunas de las otras cosas que ha hecho Spielberg últimamente, en las que tiene que volver a demostrar su valía simplemente porque nuestros libros anteriores han tenido mucho éxito. En cualquier otro campo, ese tipo de norma no es válida; en otros campos que no sean el de las artes, si un tipo hace algo una y otra vez, se dice que es bueno, y la sorpresa no es que haya hecho algo bien; la sorpresa se produciría si hiciera algo mal. Pero en nuestro campo, si eres popular y bueno en lo que haces, cuanto más triunfas, más debes demostrar tu valía. La gente tiende a pensar: “Bueno, pronto dejará de trabajar duro y empezará a masturbarse”. Lo que esto refleja más que cualquier otra cosa es una suposición de la mente del crítico sobre lo que él haría si estuviera escribiendo esto, que es algo del nivel de: “En cuanto tuviera suficiente dinero, me sentaría y de vez en cuando sacaría un poco de moco de la cabeza y lo extendería en unas cuantas páginas y ganaría otro montón de dinero”.
»En otras palabras, la mentalidad es que estas cosas realmente no importan. Bueno, a la mierda con eso; con razón o sin ella. Me gustaría creer que lo que hacemos es importante».
Aunque es inevitable especular sobre si los escritores tienen la intención de volver a trabajar juntos, actualmente no hay planes para una secuela de El Talismán o, de hecho, para una nueva colaboración, aunque King volverá a visitar los Territorios en una novela titulada Los ojos del dragón.
STRAUB: «Creo que Steve y yo estamos bastante contentos de haber terminado con esto. Fue un esfuerzo enorme, y solo una parte tuvo que ver con la naturaleza de las colaboraciones. Hubo problemas que normalmente no se tienen al escribir un libro, porque había dos visiones de dos personas extremadamente testarudas, y a veces las visiones no coincidían. No creo que sea probable que hagamos otro7, y es una pena, en cierto modo. Pero en otro sentido, no es una pena, porque fue extremadamente pesado y a menudo tomó cosas de mí que no creo que estuviera preparado para dar».
KING: «Fue algo muy fortuito. Quizá no vuelva a ocurrir. Cuando dijimos que lo íbamos a hacer, mucha gente dijo que lo único que haríamos sería romper una amistad. Pero no lo hicimos, y creo que tenemos un libro del que ambos estamos muy orgullosos.
»De todas formas [sonriendo], Peter devolvió las fotos guarras que hizo en el motel, así que todo está bien ahora». ⬥
Referencias
REVISTAS
Winter, D. E. (enero/febrero de 1985). “Stephen King, Peter Straub & the Quest for The Talisman” en Rod Serling’s The Twilight Zone Magazine.
También se puede encontrar en la antología Pesadillas y alucinaciones de Stephen King.
Bing Crosby protagonizó numerosos films de aventuras conocidas como Road Picures: Road to Singapore (1940), Road to Zanzibar (1941), Road to Morocco (1942), Road to Utopia (1946), Road to Rio (1947), Road to Bali (1952) y The Road to Hong Kong (1962).
Peter Straub tiene una IBM Displaywriter, Stephen King una Wang System 5 - Ed.
Alude al título original de la novela Cementerio de animales (Pet Sematary), escrito mal adrede simulando la escritura de un niño pequeño.
El término anglosajón sloth se traduce como pereza.
Casey Stengel, antiguo mánager de los Yankees, apuntaba a uno de los significados del asterisco. En el Diccionario Webster se puede leer: El carácter «*» está pensado para ser añadido a algo (como un logro atlético incluido en un libro de récords) típicamente para indicar que hay un hecho o consideración limitante que hace que esa cosa sea menos importante o impresionante de lo que sería de otra manera.
Pero no fue así, en 2001 publicaron la secuela titulada Casa negra.