Stephen King habla de su novela «Christine»
El autor de Maine cuenta por qué escogió un Plymouth de 1958 como personaje para su novela y evoca sus recuerdos de los años 50
Entrevista a Stephen King realizada por Randy Lofficier en 1984. Traducción de Óliver Mayorga.
Cuando Stephen King accedió a esta entrevista1, aún no había visto la película Christine (ídem, John Carpenter, 1983) y, por lo tanto, comprensiblemente, no estaba dispuesto a comentarla. Sin embargo, se mostró encantado de hablar de su novela y de sus sentimientos sobre los años cincuenta.
Lofficier: No parece que Christine encaje en su habitual universo de ficción de Maine o de pueblos de Nueva Inglaterra como Castle Rock, ‘Salem’s Lot, etc.
King: No, no encaja, aunque se hace alguna referencia al hecho de que Arnie Cunningham, en algunos de sus viajes con fuegos artificiales para Will Darnell, pasa por el pueblo de Stovington, Vermont, que es donde enseñaba Jack Torrance en El resplandor, y donde estaba el foco de la plaga en La danza de la muerte. Tiene lugar en Pittsburgh2, que está muy lejos del escenario de Nueva Inglaterra de las otras historias. Los libros que he escrito se situaban en Maine o en Colorado en su mayor parte.
Lofficier: En la sobrecubierta del libro hay una foto suya con un Plymouth Fury. ¿Tiene una Christine?
King: No, ese coche nos lo prestó una empresa de Pensilvania que se ocupa de los coches antiguos para las películas. Cruzaron el límite de Nueva Jersey, como en una canción de Springsteen. Hicimos esta sesión de fotos casi como si fuera para la portada de un álbum de rock and roll. Al fotógrafo, que se llamaba Andy Unangst, ¡le gustó tanto el coche que lo compró!
Lofficier: ¿Por qué eligió un Fury de 1958?
King: Porque son coches casi totalmente olvidados. Eran los más mundanos de los años cincuenta que yo recordaba. No quería un coche que ya tuviera asociada una leyenda, como el Thunderbird de los cincuenta, los Ford Galaxy, etc. Ya sabes cómo se extienden estas cosas. Se supone que algunos de los Chevrolets, por ejemplo, eran legendarios. Por otro lado, nadie hablaba nunca de los Plymouth, y yo pensaba: «Bueno…». Además, ¡Lee Iacocca3 me dio un millón de pavos!
En serio, no sé qué piensan en Chrysler de Christine, como tampoco sé cómo se siente la compañía Ford con Cujo, en la que una mujer se queda tirada en un Pinto. Pero deberían sentirse felices, porque es un coche muy dinámico y duradero. Es como un reloj Timex, aguanta los golpes y sigue haciendo tictac.
Lofficier: Es difícil decir al leer el libro si Christine es malvada por sí misma, o si Le Bay la hace malvada. ¿De qué fuente ve usted que emana el mal?
King: Esa es una de las cuestiones con las que la gente de la película tuvo que lidiar. ¿Fue Le Bay o fue el coche? Entiendo que su respuesta es que fue el coche. De hecho, puede ser —y solo estoy suponiendo— que Le Bay no sea ni de lejos tan siniestro como lo es en el libro. Creo que, en el libro, se sugiere que probablemente sea Le Bay, más que el coche.
Cuando vinieron a mí, les dije: «Mirad, la decisión es vuestra. Vosotros decidís lo que vais a hacer con la historia». Pero, más tarde, me dijeron que en la secuencia inicial, cuando el coche sale de la cadena de montaje, uno de los trabajadores muere al volante. Esto te daría la idea de que el coche estaba mal desde el principio…
Lofficier: Parece que usted evoca mucho los años cincuenta en su obra, y tiene una gran nostalgia de la época…
King: Claro, yo crecí en los cincuenta. Es mi generación. Creo que ha habido bastante de eso por parte de escritores que yo diría que ahora son el establishment. Cuando empecé a escribir, con Carrie, tenía veinticuatro, veinticinco años, algo así. Era un niño. Desde entonces, han pasado diez años, y 1947 se ha convertido en un año de nacimiento muy respetable para los escritores.
Así que hay muchos de nosotros que realmente desarrollamos nuestra comprensión de la vida, y que crecimos para ser, no adultos, sino seres humanos pensantes en los años cincuenta. Tengo muchos buenos recuerdos de los años cincuenta. Alguien dijo una vez que «la vida fue el surgimiento de la conciencia». Para mí, el rock and roll fue el surgimiento de la conciencia. Fue como un gran sol que estalló en mi vida. Fue entonces cuando empecé a vivir de verdad, y eso lo provocó la música de los cincuenta.
Lofficier: ¿Tiene algún otro recuerdo macabro de los años cincuenta?
King: No, no los tengo. Todas las cosas macabras que recuerdo, y que provienen de la realidad, más que de algo que me he inventado, empezaron con el asesinato de Kennedy en 1963. No tengo ningún mal recuerdo de los años cincuenta. Todo estaba dormido. Pasaban cosas, había inquietud por la bomba, pero, en general, diría que la gente en los cincuenta estaba bastante relajada.
Lofficier: ¿Los aspectos de terror de su escritura provienen de haber leído cómics de EC y ese tipo de cosas?
King: ¡Oh, sabe Dios! Una parte tiene que ver, claro, porque esos cómics me daban mucho asco cuando era niño, y también disparaban mi imaginación. Fueron dos formas diferentes en las que esas cosas se han convertido en algo realmente importante para mí en lo que hago. El asunto del asco no es tan importante para mí como el hecho de hacer que la gente se asuste y diga: «¡Cielos! ¡Este coche funciona solo!».
Christine es una especie de riff escandaloso en una sola cuerda. Quiero decir, ¡este coche está por ahí funcionando solo y rejuveneciendo! En realidad está retrocediendo en el tiempo. El público puede identificarse hasta cierto punto con algo como una casa embrujada, el horror de Amityville, los horrores tradicionales como los fantasmas, los vampiros y cosas por el estilo.
Si les das un coche, o cualquier objeto inanimado, estás sugiriendo algo que está en la línea de los cómics de EC, o bien es obviamente simbólico. El coche es un símbolo de la era tecnológica, o del fin de la inocencia, cuando desempeña un papel tan importante en la adolescencia y el crecimiento. Cuando se hace eso, se empieza a correr un riesgo. Pero ahí también está la emoción. Si consigues que alguien se adhiera a ese concepto, es realmente maravilloso.
Lofficier: ¿Intenta conscientemente poner algo más subliminal en su trabajo?
King: No, nunca. Creo que debe estar ahí fuera, donde cualquiera pueda verlo. No creo en la idea de que el simbolismo o el tema deban estar codificados para que solo los graduados universitarios puedan leerlos. Para lo único que sirve ese tipo de literatura autoconsciente es para que la gente la diseccione y la utilice para obtener títulos de posgrado o escribir tesis doctorales. El tema y el símbolo son una parte muy fuerte y válida de la literatura, y no hay razón para no ponerlos al frente.
Lofficier: ¿Por qué se escribió Christine utilizando dos estilos narrativos diferentes, la primera persona de Denny para las partes iniciales y finales, y la tercera persona para la parte central?
King: Porque me metí en una trampa. Esa es realmente la única razón. Casi acabó con el libro. Estuvo en una estantería durante mucho tiempo mientras yo caminaba aturdido y decía: «Sabes, esto es realmente bonito. ¿¡Cómo has hecho esto!?». Era como cuando pintas una habitación y acabas en una esquina diciendo: «¡Diablos! ¡Mira lo que he hecho! ¡No hay una puerta en este lado de la habitación!».
Tenía a Dennis contando la historia, y se suponía que él iba a contar toda la historia. Pero entonces tuvo un accidente jugando al fútbol, y estuvo en el hospital mientras ocurrían cosas que no podía ver. Entonces, durante mucho tiempo, traté de narrar esa segunda parte en términos de lo que estaba escuchando, rumores, casi como declaraciones. Pero eso no funcionó. Traté de hacerlo de varias maneras diferentes, y finalmente dije: «Vamos a cortar por lo sano. La única manera de hacer esto es hacerlo en tercera persona». Traté de dejar suficientes pistas, para que cuando el lector termine con ella sienta que es casi como si Dennis hiciera un Truman Capote. Es casi como una novela de no ficción.
Creo que sigue siendo una narración en primera persona, y si lees esa segunda parte, lo verás. Solo está enmascarado, como un reportaje.
Lofficier: ¿Piensa hacer una secuela de Christine, con el coche volviendo a cruzar el país?
King: ¡Dios, no quiero volver a pasar por eso! ¡Con una vez fue suficiente! Lo único que se me ocurre es que, si se reciclan las piezas, acabaría siendo una especie de robot de cocina homicida, o algo así. ¡Eso estaría bien! ⬥
Referencias
SITIOS WEB
Lofficier. R. (1984). “Stephen King on Christine” en el sitio web de Jean-Marc & Randy Lofficier.
La entrevista tuvo lugar en 1984.
Christine está dedicada al famoso cineasta de Pittsburgh George Romero, para quien King escribió Creepshow (ídem, George Romero, 1982).
Lee Iacocca fue CEO de Chrysler desde 1978 a 1992.